El 22 de abril de 1997, el mundo fue testigo de una de las operaciones de rescate más exitosas y audaces de la historia contemporánea: la Operación “Chavín de Huántar”. Esta fue llevada a cabo por las Fuerzas Armadas del Perú y puso fin a una prolongada crisis de rehenes iniciada por el grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), liderada por Néstor Cerpa Cartolini (alias camarada “Evaristo”), en la residencia del embajador de Japón en Lima. El rescate no solo significó la liberación de decenas de personas, sino también un punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo en el Perú.
Durante las décadas de 1980 y 1990, el Perú se vio profundamente afectado por la violencia generada por grupos subversivos como Sendero Luminoso y el MRTA. Este último, de inspiración marxista-leninista, buscaba instaurar un Estado socialista mediante la lucha armada. Aunque debilitado a mediados de los años noventa, el MRTA intentó una acción espectacular para recuperar protagonismo: la toma de la residencia del embajador japonés Morihisa Aoki, el 17 de diciembre de 1996.
Ese día, catorce miembros del MRTA irrumpieron en la residencia durante una recepción oficial, tomando como rehenes a más de un centenar de personas, entre ellos políticos, diplomáticos, ministros, empresarios, militares y algunos familiares. Los terroristas exigían la liberación de sus compañeros presos por delito de terrorismo y garantías de asilo, lo que desencadenó una tensa negociación internacional. Al poco tiempo, el número de rehenes se redujo a 72 hombres considerados por los terroristas como de mayor “valor”, tras la liberación de varios ciudadanos comunes.
Los terroristas del MRTA que participaron en el secuestro habían sido entrenados y seleccionados por exguerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) (Ministerio Cultura, 2022), y su financiación se obtuvo tras el pago del rescate del empresario boliviano Samuel Doria, secuestrado por los emerretistas (El Correo, 2015).
La toma continuó por cuatro meses. Hasta abril de 1997, el gobierno peruano evitó realizar una acción militar que pusiera en riesgo la vida de los secuestrados. La crisis de los rehenes duró 126 días, durante los cuales el Gobierno mantuvo una postura abierta a las negociaciones, liderada por el entonces ministro de Educación, Domingo Palermo Cabrejos, quien buscaba una salida pacífica, visitando a los rehenes y dialogando con el líder terrorista.
Ante la gravedad del caso, el gobierno del presidente Alberto Fujimori, dispuso medidas de carácter secretas para que las Fuerzas Armadas planificaran una operación de rescate. La estrategia incluyó la construcción de túneles bajo la residencia, a fin de sorprender a los secuestradores, sin poner en riesgo la vida de los rehenes. Mientras tanto, se entrenaba una fuerza de operaciones especiales conformada por Comandos del Ejército y de la Unidad Especial de Combate (UEC) de la Fuerza de Infantería de la Marina de Guerra del Perú (IMAP).
El entrenamiento se llevó a cabo en instalaciones construidas cerca a la Escuela Militar de Chorrillos, que replicaban la estructura de túneles y accesos subterráneos de la residencia ocupada por los terroristas. La operación requería que los comandos estuvieran listos para intervenir de inmediato si se decidía una solución militar.
Para construir los túneles, el gobierno peruano reclutó en secreto a 24 mineros, quienes prepararon las múltiples salidas al interior de la residencia japonesa. La similitud de la obra con la arquitectura subterránea del templo Chavín de Huántar, de la cultura preincaica Chavín, dio nombre a la operación.
Durante el proceso, se implementaron tácticas de distracción: por las mañanas, marchas militares con megáfonos se escuchaban fuertemente por los alrededores de la residencia. Para los medios de comunicación, esto se trataba de una maniobra cuyo objetivo era bajar la moral de los terroristas; aunque en realidad servían para encubrir la evacuación de tierra mediante camiones que salían de una casa vecina.
La fuerza especial contaba también con cámaras de video introducidas secretamente desde los túneles, así como micrófonos colocados por personal militar de sanidad, que fueron empleados como medios de comunicación con algunos rehenes de rango militar.
Tras el fracaso de las negociaciones y, ante el riesgo de que los terroristas negaran atención médica a los rehenes, se tomó la decisión de iniciar la operación militar el 22 de abril de 1997, tras 126 días de cautiverio. A las 3:23 p.m., una serie de explosiones simultáneas marcó el inicio del asalto. Más de 140 comandos irrumpieron en la residencia a través de los túneles y otras vías estratégicas, tomando por sorpresa a los terroristas.
En apenas doce minutos, los comandos abatieron a los catorce miembros del MRTA y liberaron a 71 rehenes. Lamentablemente, fallecieron el rehén Carlos Giusti Seminario, vocal de la Corte Suprema, y dos comandos: el Tte. Crl. EP Juan Valer Sandoval y el Teniente EP Raúl Jiménez Chávez, ambos ascendidos póstumamente.
La operación fue reconocida internacionalmente como un ejemplo de planeamiento, coordinación y valentía militar. Los comandos fueron condecorados y son considerados héroes nacionales.
No obstante, con el tiempo surgieron cuestionamientos sobre posibles ejecuciones extrajudiciales de algunos terroristas capturados con vida, generando controversias legales y debates sobre derechos humanos. A pesar de ello, el consenso general sigue siendo que la operación fue exitosa y legal en su amplio sentido y constituyó un hito trascendental en la lucha contra el terrorismo.
La crisis colocó al Perú en el centro de la atención mundial. Agencias de noticias, corresponsales y periodistas extranjeros acamparon en las afueras de la residencia o alquilaron residencias vecinas, durante los cuatro meses en los que emitieron sus despachos.
Mediante Ley 30554, del 21 de abril de 2017, el Congreso de la República del Perú declaró héroes de la democracia a los comandos de la operación Chavín de Huántar, que en 1997 participaron en la operación de rescate. Asimismo, mediante Ley 30758, del 19 de abril de 2018, el Congreso peruano declaró defensores calificados de la democracia a los mineros y personal auxiliar que participaron en la construcción de los cuatro túneles que utilizaron los comandos.
La Operación Militar “Chavín de Huántar” representa un momento crucial en la historia reciente del Perú. No solo significó la liberación de decenas de vidas, sino también el debilitamiento definitivo del MRTA como grupo terrorista. Esta operación es estudiada en academias militares de todo el mundo y recordada con respeto y admiración por su audacia, planificación y ejecución impecables. Su legado perdura como símbolo de defensa de la democracia y la soberanía nacional frente al terrorismo.
Autor: Mayor General FAP (R) Carlos Elías Rodríguez Pajares, Docente Facilitador de la Escuela Superior Conjunta de las Fuerzas Armadas
Referencias:
Diario El Comercio. (1997, 23 de abril). El rescate de los rehenes: Ingresaron por dos túneles.
Diario El Comercio. (2017, 24 de abril). Chavín de Huántar y otros impresionantes rescates en el mundo.
Diario El Correo. (2015, 28 de septiembre). MRTA: Lo que contó Samuel Doria, exrehén de agrupación terrorista.
Ministerio de Cultura. (2022). Exguerrillas del FMLN ligadas al MRTA. https://lum.cultura.pe/cdi/documento/ex-fmln-guerrillas-tied-mrta-ex-guerrillas-del-fmln-ligadas-al-mrta
Ministerio de Defensa del Perú. (2019, 28 de julio). Mineros que participaron en operación Chavín de Huántar participarán en desfile cívico militar. https://www.gob.pe/institucion/mindef/noticias/49216-mineros-que-participaron-en-operacion-chavin-de-huantar-participaran-en-desfile-civico-militar