Inmolación del Cap. FAP José Abelardo Quiñones Gonzales y aniversario de la Fuerza Aérea del Peru (parte 3)

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Héroe peruano

La guerra dejó muchísimas bajas para el Perú, una de las más sensibles fue la del joven oficial José Abelardo Quiñones González, en su destreza y valentía el joven chiclayano reunía las características de un auténtico héroe. Quiñones con su inmolación en Quebrada Seca nos deja un gran legado sobre todo a la juventud peruana y sobre todo, a todos los miembros de la Fuerza Aérea.

A los tres días de su muerte, se le concedió el ascenso póstumo a la Clase de Capitán de Aeronáutica. Posteriormente, por Ley N° 16126 del 10 de mayo de 1966, el Congreso de la República lo declaró Héroe Nacional y dispuso que la fecha de su muerte fuera el Día de la Fuerza Aérea del Perú.

La acción heroica de Quiñones en Quebrada Seca fue apreciada no solamente en el Perú sino también en el Ecuador. Tres meses después de su muerte, el 19 de octubre de 1941, el Coronel Octavio Ochoa, Jefe de la Cuarta Zona Militar Ecuatoriana, a nombre de las fuerzas armadas de su país, entregó los restos mortales de nuestro héroe a las autoridades peruanas en el Consulado de Guayaquil, declamando el siguiente mensaje:

“Entrego a la Fuerza Aérea del Perú los restos de quien supo honrar a su patria a su pueblo y a su Fuerza Armada. Mi pueblo rinde homenaje al pueblo peruano dignamente encarnado en la figura heroica de José Abelardo Quiñones Gonzáles”

Desde 1961, los restos de José Abelardo Quiñones reposan en el mausoleo en la Base Aérea de Las Palmas, frente a él se encuentra el mausoleo de otro grande de la aviación peruana, Jorge Chávez.

La imagen heroica de Quiñones se fue consolidando con múltiples homenajes en todo el país. En su tierra Chiclayo se crearon colegios con su nombre, se pintaron óleos y se levantaron monumentos y bustos. En 1967 se creó en Lima el Colegio FAP José Abelardo Quiñones que con justicia lleva ese nombre. Hoy, su rostro está impreso en uno de nuestros billetes de mayor circulación.

Hoy, podemos decir que Quiñones fue un héroe por decisión propia, desde alférez su deseo fue servir a la patria y lo hizo explícito, abiertamente, a través de su siguiente frase “si llegado el momento habría que sacrificarse, lo haría con gusto” y así fue. El heroísmo no surge por decreto ni se dispone por Ley, es en su más pura esencia, la más alta expresión del alma nacional, sobrio en la magnitud de su luminosa grandeza, es un acto casi milagroso por las realizaciones que consuma o que evoca. Es pasión honda y tenaz, inagotable capacidad de sacrificio, inspiración arrebatada y tensa.

Es importante resaltar el contexto del tema de su decisión, porque estamos hablando de un oficial joven, no de un oficial que haya madurado en el tiempo, acababa de ascender a teniente, tenía solo 27 años de edad y a pesar de esa condición decide entregar lo más valioso que tiene el ser humano, que es su vida. Es importante que se revalore esa imagen como el héroe fresco vital, el héroe de la victoria que necesitamos en este siglo XXI.

Quiñones llevó una corta vida pero muy interesante, dejó recuerdos para toda la eternidad, para la Fuerza Aérea del Perú y para todos los peruanos. Con su acción heroica José Abelardo Quiñones marcó el camino para las futuras generaciones de pilotos de la Fuerza Aérea del Perú. El héroe victorioso de la guerra de 1941 es un ejemplo para todas las generaciones de peruanos que defendieron y defienden la soberanía e integridad de nuestra patria, héroe nacional del Perú no sólo por su inmolación patriótica en Quebraba seca sino porque él hizo de su vida una fuente permanente de coraje, decisión, valor esfuerzo y heroísmo.

Legado a la Fuerza Aérea del Perú

Para ser dignos de ese legado, nuestra Fuerza Aérea forma a su personal sustentado en tres valores esenciales: INTEGRIDAD PERSONAL, VOCACION DE SERVICIO y EXCELENCIA PROFESIONAL.

Frente al reto que impone el avance vertiginoso de la ciencia y tecnología aeronáutica, la Fuerza Aérea ha diseñado la concepción de una institución moderna que tiene como principal activo su capital humano cuya capacitación profesional y potenciamiento moral son prioritario objetivo compartido por todos los aviadores del Perú.

Vivimos en un mundo globalizado donde las glorias del pasado son estímulo para alcanzar las metas que nos imponen la realidad presente. Frente a los problemas subsistentes por el déficit de recursos económicos está el superávit de creatividad, voluntad, profesionalismo y moral para que nuestra Fuerza Aérea se mantenga dentro del   mandato de su inmortal lema: ARRIBA SIEMPRE ARRIBA.

La Fuerza Aérea ha ingresado  al siglo XXI con la puesta en marcha de un vasto plan de modernización, de formación, capacitación y perfeccionamiento, a fin de elevar los estándares profesionales y tecnológicos de su personal militar y civil, acorde con los revolucionarios avances de la ciencia y tecnología aeroespacial.

La revolución científica que nos ha tocado vivir y la internacionalización de los países, no nos dejan otra alternativa que prepararnos para intervenir en la gran tarea nacional de hacer del Perú una nación grande donde el atraso y la miseria sean solo un mal recuerdo.

Desde esta perspectiva puede decirse que la Fuerza Aérea está comprometida con el presente y el futuro del país; apoyando con sus aeronaves las acciones del supremo gobierno de integrar los pueblos del Perú y, principalmente, donde los aviones, hidroaviones y helicópteros son los únicos medios de comunicación que poseen.

Los peruanos reflexionamos sobre el sacrificio de Quiñones y trabajamos para que no sea estéril. Se inmoló por la Patria hace 82 años, en la flor de la juventud, pero soñando con un Perú grande, fuerte y poderoso construido sobre las bases sólidas del amor a la Patria y el cumplimiento del Deber. Tenemos mucho que aprender de él, pero este aprendizaje sólo tendrá lugar en la medida en que continuemos cumpliendo el rol de difundir entre las nuevas generaciones, no solo el respeto por una figura egregia, sino también el conocimiento de su vida y trayectoria. La Fuerza Aérea del Perú cumple un papel importante en este propósito, y debe merecer nuestra felicitación por ello. ¡Arriba, Siempre Arriba!

Autor: Coronel FAP (R) Luis Tume Díaz, docente facilitador de la Escuela Superior Conjunta de las Fuerzas Armadas.

Bibliografía

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