El COMBATE NAVAL DE ANGAMOS

El 8 de octubre de 1879, en el contexto de la Guerra del Pacifico, aconteció uno de los episodios históricos gloriosos más trascendentales de amor y entrega a la patria; nos referimos al Combate Naval de Angamos, fecha en la que conmemoramos el patriotismo e inmolación de nuestro Gran Almirante Don Miguel Grau Seminario al mando del monitor Huáscar y de su tripulación.

Durante la campaña marítima de Chile contra el Perú en 1879, el plan tenía como objetivo asfixiar la economía peruana de exportación y forzar la salida de la escuadra peruana del Callao a fin de que la batalla se realice en altamar.

Para que sirva como referencia, la Escuadra chilena estaba constituida por sus fragatas blindadas y que eran gemelas, la Cochrane y la Blanco Encalada, además disponía de las corbetas Chacabuco, O’Higgins, Esmeralda y Abtao, la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga, todas de madera. Los buques de la Escuadra peruana eran la fragata blindada Independencia y el monitor blindado Huáscar. Además, tenía a los monitores fluviales Atahualpa y Manco Cápac, la corbeta de madera Unión y la cañonera de madera Pilcomayo.

La ubicación del teatro de operaciones marítimo estaba a una enorme distancia de la base de la Escuadra chilena en Valparaíso, lo que le significaría una considerable limitación logística; sin embargo siguiendo ese plan, al declarar la guerra Chile a la Confederación Peruano-Boliviana, el 05 de abril de 1879, la Escuadra chilena inició de inmediato el bloqueo del puerto peruano de Iquique, con la intención de obligar a la escuadra enemiga a romperlo y disputar el dominio del mar”.

Para este entonces ya había ocurrido el Combate de Iquique, que representó el inicio de la guerra y cuyo escenario inicial seria principalmente el mar. En Iquique los marinos peruanos demostraron las cualidades que los acompañarían en su participación tanto en la Campaña Naval como en la Campaña Terrestre, gran capacidad marinera unida a la firme convicción que defender a la patria es el más alto honor que puede tener un marino.

En ese contexto, un día como hoy un grupo de hombres, tripulantes del monitor Huáscar al mando del Caballero de los Mares Gran Almirante del Perú Don Miguel Grau Seminario, fueron protagonistas de uno de los Combates Navales más memorables y gloriosos de los que se tenga recuerdo en la historia marítima de las naciones.

Aquella heroica epopeya se inicia el día 30 de setiembre de 1879, cuando la División Naval integrada por el monitor Huáscar, la corbeta Unión y el transporte Rímac, zarpa hacia el sur en demanda de Iquique a donde arriban el 1° de octubre. Aquel día, el Huáscar al mando de Grau y la Unión al mando de García y García enrumban nuevamente hacia el sur para continuar incursionando en costas chilenas, actividad que gracias a la habilidad y pericia de nuestro Gran Almirante y su tripulación había dado buenos resultados, dado que tras más de 6 meses de guerra contra un adversario poderoso, les había negado el dominio del mar.

Ante esta situación, que era inconcebible para los chilenos y que ocasionó el relevo de su Alto Mando Naval, el nuevo comandante en jefe de su escuadra, Almirante Riveros ideó planes para la captura del Huáscar, la pesadilla de los marinos chilenos. Es así que la escuadra enemiga es dividida en dos divisiones integrada la primera por el acorazado Blanco Encalada, la goleta Covadonga y el transporte armado Matías Cousiño; la segunda por el Cochrane, la corbeta O’Higgins y la cañonera Loa; zarpan hacia Arica el 2 de octubre, llegando allí el 4, no hallando a nuestras naves, tomaron entonces conocimiento de que se hallaban incursionando en sus costas. Es así que ambas divisiones se separan para navegar hacia el sur, la primera pegada hacia la costa y la segunda en alta mar. El plan chileno consistía en acorralar al Huáscar y la Unión aprovechando la mayor velocidad de los buques de la segunda división y cortarles la retirada.

El mismo día 4 continuando con su misión, la División Naval Peruana llegó a Sarco, al sur de Huasco, apresando a la goleta chilena Coquimbo, despachándola hacia Arica. El día 5, siempre navegando al sur, arriban a Coquimbo no hallando naves enemigas, prosiguiendo luego hasta Tongoy a pocas horas de Valparaíso. Grau ya había tomado conocimiento del zarpe de los chilenos y por ello prefiere no arriesgar ir más al sur, emprendiendo el retorno hacia el norte. Los días 6 y 7 el Huáscar sufre desperfectos en sus máquinas efectuándose las reparaciones en alta mar. Superados los problemas, en la madrugada del día 8 de octubre a 01.00 horas arribaron al puerto de Antofagasta libre de buques chilenos, continuando su derrota hacia el norte. A 03.00 se divisaron humos procedentes del norte, pensándose inicialmente que se trataba de mercantes, pero a fin de evitarlos en caso que fueran naves chilenas, Grau ordenó navegar al oeste y luego al norte; pero el plan de Riveros se puso en marcha y fue así que los humos divisados inicialmente al salir de Antofagasta correspondían a los buques de la primera división que emprendieron caza a nuestros buques y luego de tres horas de navegar a toda máquina, los peruanos logran burlar al enemigo dejándolos a 8 millas a la altura de Punta Tetas.

Más tarde, a 07.15 navegando hacia el norte se divisan otros tres humos por el noroeste, que eran los de la segunda división naval chilena que navegaba en rumbo de intercepción hacia los nuestros. Grau tomó conocimiento de esta nueva situación y comprendió que el cerco que el enemigo le tendía sería difícil de evitar, ya que la velocidad y el poder artillero del Huáscar eran superados ampliamente por los de los acorazados chilenos. Entonces decidió continuar hacia el norte a fin de intentar rebasar Punta Angamos. Luego, evaluando la situación, dio órdenes a García y García para que salve su buque puesto que sacrificar a la Unión, único buque de valor aparte del Huáscar sería un error.

En conocimiento que el enfrentamiento era inevitable, Grau presentó combate y tomó la iniciativa, efectuando el primer cañonazo a 09.40 hacia el Cochrane que estaba a 1000 yardas de distancia y así empezó el encuentro a la altura de Punta Angamos. El acorazado chileno estrechó distancias aprovechando su andar y luego inició sus disparos, obligando, al hacer blanco en el Huáscar, a gobernar con aparejos.

A 09.50 horas en pleno fragor del combate un proyectil impactó en la torre donde se hallaba el Almirante Miguel Grau, causándoles la muerte a él y a su ayudante el Teniente Diego Ferré. En ese preciso instante fue cuando el marino más grande del continente pasó a la inmortalidad.

Pero el combate continuó. El espíritu vivo de Grau se mantuvo entre los suyos, el Huáscar no se rindió: asumió el mando el Comandante Elías Aguirre; la lucha se hizo cada vez más difícil y la primera división Chilena entabló también combate con el monitor. El enemigo con su poderosa artillería demolió poco a poco la nave peruana, que perdió el gobierno a causa de una andanada. Aguirre cayó muerto, el Comandante Capitán de Corbeta Carvajal fue herido de gravedad, el Teniente Rodríguez cayó muerto también, fue herido el Teniente Palacios quien con la mandíbula destrozada no abandonó su puesto y el Teniente Santillana fue alcanzado por la metralleta; el personal tampoco se rindió y luchó hasta el final.

El Huáscar, aunque sin gobierno, continuó disparando, intentó espolonear al Blanco Encalada sin resultados. Finalmente, tras una hora y diez minutos de combate desigual, con la artillería ya inutilizada por el fuego enemigo, con el buque sin posibilidades de maniobrar y diezmada su tripulación, por orden expresa del último en asumir el mando del Huáscar el Teniente Pedro Gárezon, se ordenó abrir válvulas de fondo para hundir el buque y cuando esto se llevaba a cabo, ya con 4 pies de agua en los fondos, el enemigo abordó el buque y tras dominar a la tripulación exhausta pero con la moral y el orgullo en alto, lo tomaron como presa. Al instante de abordar el Huáscar el primer bote chileno, se hallaban los oficiales peruanos sobre la cubierta porque momentos antes habían arrojado al agua sus espadas para no entregarlas, gritando a viva voz uno de ellos “Los Peruanos no se rinden”.

Como describen las crónicas chilenas en sus relatos:

“…La puntería de los artilleros chilenos dirigidos por el Capitán de Corbeta Miguel Gaona era tremendamente certera, causando estragos en la tripulación del buque peruano, porque se usaban granadas perforantes Pallisier, las que estallaban al momento de perforar la coraza.

A las 10.10 horas el Huáscar arrió su bandera, por lo que el blindado Cochrane suspendió los fuegos. A los pocos minutos un oficial no identificado la volvió a izar, pero que posteriormente los oficiales del buque chileno creyeron reconocer al Teniente Enrique Palacios, cuando éste cayó prisionero, mortalmente herido.

Reanudado el combate, el Blanco se incorporó al combate a las 10.15 horas. En una desinteligencia, por una mala maniobra del, casi chocan ambos blindados, pero la pericia del Comandante Latorre lo impidió. El Huáscar pudo reparar su avería del timón, pero ahora estaba bajo el fuego de dos blindados chilenos.

Imposibilitado de combatir, el monitor Huáscar arrió su bandera en señal de rendición a las 10.55 horas. Habían sucumbido también valientemente en combate, los oficiales que habían sucedido al Almirante Grau, el Capitán de Corbeta Elías Aguirre y el Teniente Melitón Rodríguez. Además el Mayor de Ordenes, Capitán de Fragata Melitón Carbajal fue gravemente herido, mientras se ocupaba de dirigir el fuego en la torre de artillería.

El Teniente 1° Pedro Gárezon, que ahora comandaba el buque peruano, ordenó inundar el buque para evitar su apresamiento, pero rápidamente los chilenos tomaron posesión del monitor y lograron mantenerlo a flote, reparando las averías principales. Luego, el buque por sus propios medios fue llevado a Mejillones para sus reparaciones de emergencia que le permitieran llegar a Valparaíso, donde se le harían reparaciones mayores.

La muerte del Almirante Grau fue muy sentida en la Escuadra Chilena, como lo testifica el parte pasado por el Comandante Galvarino Riveros: «La muerte del contraalmirante peruano, don Miguel Grau, ha sido, señor comandante general, muy sentida en esta Escuadra, cuyos jefes y oficiales hacían amplia justicia al patriotismo y al valor de aquel notable marino».

Al día siguiente se celebraron las solemnes honras fúnebres en honor de los muertos del monitor Huáscar, asistiendo el Ministro de la Guerra don Rafael Sotomayor, el General en Jefe Erasmo Escala, el Jefe de Estado Mayor Emilio Sotomayor, el Comandante en Jefe de la Escuadra, Capitán de Navío Galvarino Riveros Cárdenas, los Comandantes de los buques de la Escuadra y altas personalidades.

Formaron los Batallones Chabuco y Zapadores al mando de sus respectivos Comandantes. Las tropas del batallón Chacabuco rindieron los honores de Ordenanza al Almirante Grau y a cada uno de los oficiales y tripulantes fallecidos en el combate. Con la captura del Huáscar y la previa neutralización de la Independencia, la potencialidad de la Armada peruana quedó drásticamente reducida.

Por eso, la Batalla Naval de Angamos tuvo una extraordinaria importancia en el desarrollo de la guerra, pues constituyó el aniquilamiento del Poder Naval enemigo. Con el dominio del mar asegurado, el Ejército obtuvo la libertad de acción estratégica que le permitiera atacar al enemigo dónde, cuándo y cómo lo estimara más conveniente…”

El relato de este combate, la página más heroica de nuestra historia naval que causa respeto y admiración a todo el mundo incluso a los marinos y pueblo de Chile, nos debe hacer reflexionar en torno al reto actual que tiene nuestra patria, que es el de continuar la tarea de desarrollo nacional por la que otros marinos al igual que Grau y sus tripulantes, no han dudado en ofrendar sus vidas por nuestra patria. Demostremos que el sacrificio de nuestros héroes guiados por el faro luminoso de nuestro Gran Almirante Miguel Grau no ha sido en vano. El Perú no se rinde.

Autor: Mayor General FAP (R) Carlos E. Rodríguez Pajares, docente facilitador de la Escuela Superior Conjunta de las Fuerzas Armadas.

BIBLIOGRAFIA

  • Basadre Jorge. Historia de la Republica del Perú (1822-1933) Lima, Perú
  • Armada de Chile (2005, 2 ed.). Huáscar, pág. 23 Editorial Kactus.
  • armada.cl, tradición e historia/principales acciones navales/Angamos (extracto).
  • marina.pe.combate-naval- de-Angamos (extracto)
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