SACRIFICIO DEL MÁRTIR JOSÉ OLAYA BALANDRA

Como parte de un movimiento continental que buscaba liberar al Perú y América del Sur del dominio que por casi tres siglos había detentado la corona de España; en el año 1821 el general argentino don José de San Martín proclamó la Independencia de nuestro país dando inicio a la República. Sin embargo, los primeros años fueron convulsionados pues España no había sido derrotada militarmente, por ende, la continuidad de sus fuerzas no permitía la consolidación del joven país y un sector de la población apostó por obtener esa libertad, incluso a cambio de su propia vida.

Es en ese contexto, en que apareció el prócer peruano José Olaya Balandra quien fue un pescador indígena de modesta condición social. Se diferenció, por ello, de los demás próceres criollos, extranjeros, militares y de situaciones económicas sosegadas, quienes habían encabezado la Independencia del Perú, como San Martín y Simón Bolívar; o de aquellos procedentes de las élites locales, que tenían una serie de referencias intelectuales.

Nuestro mártir nació en 1782 en la villa de San Pedro de Chorrillos, una ranchería de pescadores. Fue hijo de José Apolinario Olaya y de Melchora Balandra.

Después de que San Martín se retirase del Perú, y luego de la derrota del Ejército Libertador en las batallas de Torata y Moquegua en 1823, el ejército español retomó Lima, capital del Virreinato del Perú. Rápidamente se sumaron al bando ocupador, numerosas personas que creyeron que era mejor mantener el statu quo previo y mantenerse como parte de la colonia. Sin embargo, varios valientes de diferentes estratos sociales decidieron mantenerse firmes en la causa de la libertad.

Es así que Olaya mantuvo actividad a favor de los intereses patriotas, llevando correspondencia a nado, trasladando información secreta entre los apostados en Lima y los mandos del país que se encontraban refugiados en el puerto del  Callao. En el caso puntual que terminó con su ejecución, conoce a Juana de Dios Manrique, quien apoyaba igualmente la causa de la emancipación y cuyo nombre serviría de cubierta a las comunicaciones secretas entre los patriotas. Las fuentes al respecto, relatan las razones de su ejecución:

“El 27 de junio de 1823, cuando llevaba una carta de Sucre para Narciso de la Colina, el pescador fue descubierto -se dice que a raíz que alguien lo delató- y fue capturado en la calle de Acequia Alta. Sometido a indescriptibles torturas por el brigadier Ramón Rodil, gobernador de la capital, se negó a revelar los nombres de los comprometidos en las comunicaciones. Ante su resolución, dos días después, fue fusilado en el callejón de Petateros, situado a un costado de la plaza de Armas de Lima. Su deceso ocurrió el 29 de junio de 1823”.

Tras consolidarse la independencia, José  Bernardo de Torre Tagle,  presidente  del  Perú,  expidió  el 3 de setiembre de 1823 un Decreto Supremo, decretando que el mártir José Olaya fuera ascendido al grado de subteniente de la Infantería del Ejército, y luego de ser nombrado, vitorear: ¡Presente en la mansión de los héroes!, en los cuarteles de todo el país; así como  celebrar  cada  29  de  junio en Chorrillos, las solemnes exequias al prócer, entregar a la madre y hermana  el sueldo militar de Olaya y, colocar en la sala de la Municipalidad de Chorrillos un lienzo del pescador con la inscripción: «El patriota José Olaya  sirvió  con  gloria  a  la  patria  y  honró  el  lugar  de  su  nacimiento».

Arma de Comunicaciones del Ejército del Perú

El Ejército del Perú, según DS N° 7 CGE/A2 del 24 de Abril de 1967, conmemora cada 29 de junio el Día del Arma de Comunicaciones, en conmemoración al sublime sacrificio de José Olaya Balandra, Patrono de esta  Arma desde el año 1960, cuando aún mantenía el nombre de Arma de Transmisiones.

El actual Arma de Comunicaciones instala y opera los sistemas de telecomunicaciones e informática, integrando con su señal vital a las poblaciones rurales y fronterizas.

Olaya representa el compromiso con la libertad, el valor y la resistencia. Por patriotas como él, nuestro Perú pudo ser una nación libre e independiente, pues su ejemplo motivó a las generaciones posteriores, a mantenerse vigilantes y llevar con honor, las luchas de sus antepasados.  La respuesta heroica del Mártir José Olaya, tras torturas e interrogatorios, aún resuenan: «Si mil vidas tuviera gustosa las daría por mi Patria.»

Autor: Teniente Coronel EP Jorge Luis Janampa López

Scroll al inicio