CUANDO EL DEBER NO DEBE HACER RUIDO: UNA MIRADA AL SERVIDOR PÚBLICO

El Perú se ha hecho conocido, en el último quinquenio, no solo por su reconocida propuesta gastronómica, sino también por la inestabilidad política reflejada en varios expresidentes encarcelados y por las cada vez más sorprendentes inversiones. Sin embargo, hoy destaca por una aparente contradicción que ha captado la atención internacional: la llamada «paradoja peruana», que permite una estabilidad macroeconómica sostenida a pesar de una clase política fragmentada, desconectada y, en muchos casos, disfuncional. En este contexto, la cosa pública, la dinámica de gobernanza y el desarrollo estructural parecen no verse tan afectados como cabría esperar.

Este fenómeno resulta un tema de análisis interesante para quienes observan el comportamiento de las economías emergentes. En el caso peruano, lo que algunos consideran un “milagro” de crecimiento —todavía incipiente— estaría sustentado por un soporte técnico de gestión, efectivo y silencioso, presente en diversos sectores y niveles de gobierno. Se trata de un grupo de profesionales que, desde la discreción y el compromiso, brindan gobernabilidad al Estado incluso en contextos de liderazgo político ausente: los servidores públicos.

Reconocer que el modelo de crecimiento peruano también lleva su propia Marca Perú implica, en ese sentido, visibilizar a ese “ejército” de servidores públicos que, desde el anonimato y lejos de los reflectores, hacen posible el funcionamiento del Estado. Ellos han venido superando, con esfuerzo y profesionalismo, las sombras de un sector laboral que, durante las últimas décadas, no ha sido debidamente valorado.

Por ellos, y por lo que representan en la realidad actual de nuestra patria, este 29 de mayo, Día del Servidor Público, expresamos nuestro reconocimiento. Esta fecha, originalmente establecida mediante el Decreto Ley N.º 11377 de 1950 en el marco del antiguo Estatuto del Servicio Civil, ha sido recientemente fortalecida. Desde julio de 2024, la Comisión Permanente del Congreso de la República aprobó por unanimidad su declaración como día conmemorativo nacional del servidor público, destacando su rol dentro de la Política Nacional de Modernización del Estado.

Revalorar el aporte del buen servidor público implica también reflexionar sobre la naturaleza de esta conmemoración. Desde una perspectiva personal, podría considerarse una paradoja: ¿celebramos al servicio público o al servidor público? La fuente original de esta fecha parece haber sufrido una distorsión en el tiempo. Inicialmente, el gobierno de Manuel A. Odría la oficializó siguiendo la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otras agencias asociadas, que promovían el reconocimiento del Día del Servicio Público, resaltando su papel clave en el desarrollo social, económico y democrático de los países, más que el homenaje individual al servidor.

Como quiera que sea, el mensaje de esta fecha debe ser claro: poner en valor el servicio público, pero sin dejar de reconocer la labor de quienes honran esa tarea. De ese modo, promoveremos identidad con la misión de cada entidad, los compromisos, las vocaciones de servicio y el amor por el Perú, pilares fundamentales para recuperar la confianza ciudadana en quienes sostienen esa sensible tarea. ¡Feliz Día del Servidor Público!

Autor: Mayor General FAP ® José Antonio Gutiérrez Vera, docente facilitador de la Escuela Superior Conjunta de las Fuerzas Armadas

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