El fin de la Segunda Guerra Mundial dejó una serie de lecciones aprendidas para los encargados del arte y la ciencia de la guerra. Una de ellas fue la forma cómo se debe concebir, precisamente, los planes para conducir la guerra; que se traduce en la importancia del planeamiento conjunto de las operaciones por parte de las fuerzas terrestres, navales y aéreas que intervienen en ella. Por tal motivo, a raíz de los evidentes problemas de comando y control que afectaron la toma de decisiones, principalmente, de las fuerzas aliadas durante la IIGM, los estados mayores de las instituciones armadas del Perú se reunieron para estudiar la forma de crear una organización que pudiera amalgamar sus esfuerzos en la defensa de la nación en caso de una guerra. Esta organización debía funcionar en tiempos de guerra, pero también en tiempos de paz.
Así, con el Decreto Supremo N° 002-GM/1, el 1 de febrero de 1957 se creó el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA), cuya misión es “planear, preparar, coordinar y conducir operaciones y acciones militares para garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial y apoyar el desarrollo nacional del Perú”. Su primer jefe -hasta fines de la década de 1990 se le denominaba presidente- fue el General de División Manuel Cossio Cossio.
La importancia del CCFFAA se plasma en los artículos del DS de su creación: “El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, depende directamente del Presidente de la República ya que es el escalón más alto del Planeamiento y coordinación de las operaciones de las Fuerzas del Ejército, de la Marina y de Aeronáutica”. Recientemente, el 1 de febrero de 2020, se nombró al Mariscal Eloy Guadalupe Ureta Montehermoso como patrono del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Justo homenaje los Vencedores de la Campaña Militar de 1941 quienes, junto al liderazgo y valentía del Mariscal Ureta, lograron la victoria.
Cinco son los roles estratégicos que cumple el CCFFAA: garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial; participar en el orden interno; participar en la política exterior; participar en la gestión del riesgo de desastre; y, participar en el desarrollo nacional. Tres grandes ejemplos del accionar conjunto de las Fuerzas Armadas a través del CCFFAA los vemos en las operaciones de mantenimiento de paz auspiciadas por las Naciones Unidas; en las operaciones y acciones militares que se dan en los valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem); y, en las acciones como elementos de primera línea en la lucha contra la pandemia de la COVID-19. No se puede dejar de mencionar la importancia de las labores del CCFFAA en apoyo a nuestros hermanos, víctimas de los desastres causados por el hombre y por la naturaleza. Y, por supuesto, no podemos olvidar a los miembros de las Fuerzas Armadas que dieron su vida en los conflictos con Ecuador, ya sea en las operaciones de 1981 y 1995, o elevándose a la gloria tras la intensa lucha contra el terrorismo.
Cuando niño, creía que las guerras se ganaban solo con los tanques. Mi ingreso a la Escuela Militar de Chorrillos, en 1995, me hizo entender la realidad: solo el esfuerzo conjunto nos permitirá cumplir a cabalidad la misión que el Estado peruano nos ha encomendado. De hecho, mi paso por la Escuela Superior Conjunta de las Fuerzas Armadas (ESCOFFAA) como alumno del IX Programa de Comando y Estado Mayor Conjunto (PCEMC) en el año 2016, contribuyó a internalizar y fortalecer en mí la importancia del trabajo conjunto, de la “conjuntez”, que no es sino la materialización del “pensamiento conjunto” (conocer, entender, pensar en y hablar de “lo mismo”), como arma decisiva que nos llevará a alcanzar la victoria final.
¡Honor y gloria a los hombres y mujeres que han escrito las páginas de nuestra historia con la tinta de la sangre que derramaron en defensa de la patria!
¡Mi agradecido reconocimiento a todos quienes trabajan y, alguna vez trabajaron en y para el CCFFAA!
¡Feliz 65° aniversario, Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas!
Autor: Teniente Coronel EP Richard Villanueva Apuela