Cada 04 de noviembre celebramos el Día del Soldado, en conmemoración del natalicio de nuestro gran héroe nacional Coronel Francisco Bolognesi, Gran Mariscal del Perú; fecha instaurada el 1956 en reconocimiento a los hombres y mujeres que de manera voluntaria deciden formar parte del Ejército peruano. Bolognesi nació en Lima en 1816, en años terminales del Virreinato del Perú, según consta en su partida de bautismo conservada en la Parroquia de San Sebastián. Su padre fue el italiano Andrés Bolognesi Campanella, destacado violonchelista y director de orquesta, oriundo de Génova, quien llegó al Perú en 1807, estableciéndose primero en Lima y finalmente en Arequipa. Su madre, Juana Cervantes Pacheco, fue arequipeña.
Ingresó al Seminario Conciliar de San Jerónimo, en 1825, donde sobresalió en el curso de matemáticas. Realizó su carrera militar en Arequipa desde 1854, al unirse a las fuerzas de Ramón Castilla contra el gobierno de José Rufino Echenique, especializándose en el arma de artillería, llegando a ser Comandante General de la misma. A raíz de la reforma militar de 1872, quedó fuera del servicio activo, pero retornó al mismo al estallar la Guerra del Pacífico (Cayo, 1996; Ortega, 1963; y Zanutelli, 2014).
En esta trascendental fecha, se rinde homenaje a los valores y virtudes superiores que hicieron de Bolognesi el paradigma del Soldado del Perú, exhortando a las actuales y nuevas generaciones a continuar su legado y seguir su ejemplo de heroísmo; siendo su mayor manifestación en la campaña de Tarapacá, principalmente en la defensa final de la plaza de Arica, cuya Jefatura asumió el 03 de abril de 1880 al retirarse Montero a Tacna. Bolognesi estableció su Cuartel General sobre el Morro desde donde dominaba la ciudad y de donde tuvo que enfrentar a una fuerza tres veces superior, sucumbiendo Bolognesi con sus tropas pero luchando y resistiendo “hasta quemar el último cartucho”, demostrando el bravo coraje, dignidad y alto sentido del honor del Soldado Peruano (Paz Soldán, 1979).
En el Morro se concentraron 400 defensores peruanos al mando de Francisco Bolognesi, Manuel J. La Torre, Alfonso Ugarte, Roque Saénz Peña y Juan Guillermo More. Los chilenos asaltaron el Morro avanzando desde Cerro Gordo. En medio de la feroz pelea, cuerpo a cuerpo, que se desarrolló en la cima del Morro, el coronel Bolognesi cayó herido de bala, pero aun así empuñó su revolver para seguir luchando, instante en el que murió por efecto de un culatazo en la cabeza y sus restos fueron defendidos por sus soldados hasta el exterminio de estos. Al lado de Bolognesi sucumbió el capitán de navío Juan Guillermo More, jefe de las baterías del Morro, quien se batió hasta el último instante de su vida con un revólver y una espada en cada mano (Paz Soldán, 1979).
Este día en que se celebra el Día del Soldado, se saluda al hijo del pueblo quien al cumplir el servicio militar, viste el uniforme y está dispuesto a dar su vida, con valor y sacrificio, siguiendo el ejemplo de Bolognesi y sus soldados durante la defensa de Arica. Esta acción sirvió como pólvora que enardeció los ánimos y alentaron el espíritu de lucha peruano, que se puso de manifiesto de diversas maneras durante el resto de la Guerra del Pacífico.
Como señala el historiador chileno Gonzalo Bulnes (1955: II, 185): Bolognesi fue un gran patriota. Tiene la característica de los hombres superiores. No salen de su boca ni de su pluma palabras destempladas, ni balandronadas pueriles. Es culto y atento con el enemigo. Cuando el patriotismo se envuelve en un manto de modestia, el hombre desaparece ante la idea que lo alienta y su sacrificio toma un carácter impersonal. Así le sucedió a Grau y le sucederá a Bolognesi.
Según Manuel Salazar, testigo presencial de los últimos momentos y quien combatía junto a Bolognesi, señaló que el héroe murió disparando su revolver contra el pelotón enemigo y que al caer mortalmente herido, volviéndose a los pocos combatientes patriotas que quedaban junto a él, exclamaba: “NO HAY QUE RENDIRSE…VIVA EL PERÚ!’’ (Paz Soldán, 1979). Su valentía y coraje han pasado a la historia como ejemplo de soldado de honor y de espíritu guerrero.
Francisco Bolognesi fue declarado Patrono del Ejército del Perú el 2 de enero de 1951 (Orden General del Ejército de 1951) y fue elevado al grado de Gran Mariscal del Perú por Ley Nº 25128 del 30 de noviembre de 1989. Los restos de Bolognesi fueron trasladados al Perú en julio de 1880, a bordo del transporte Limeño, junto con los restos de otros dos caídos en Arica: Juan Guillermo More y Ramón Zavala. Actualmente se encuentran en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro.
El 5 de noviembre de 1905 se inauguró en la ciudad de Lima el monumento en su homenaje, en la llamada desde entonces Plaza Bolognesi, situada en las intersecciones de las avenidas Magdalena (hoy Brasil), Breña (hoy Arica), Alfonso Ugarte y el Paseo Colón. Gobernaba entonces el presidente José Pardo, en su primer gobierno. A la ceremonia asistió uno de los sobrevivientes de la defensa de Arica, el argentino Roque Sáenz Peña, con rango de general del Ejército peruano, quien para el desfile militar, recibió el mando de la línea. Delante de la estatua de su antiguo jefe, la emoción le impidió leer su discurso, y se limitó a decir: «¡Presente, mi coronel!».
El discurso de Sáenz Peña contenía este párrafo:
“¡Pelearemos hasta quemar el último cartucho! Provocación o reto a muerte, soberbia frase de varón, condigno juramento de soldado, que no concibe la vida sin el honor, ni el corazón sin el altruismo, ni la palabra sin el hecho que la confirma y la ilumina para grabarla en el bronce o en el poema, como la graba y la consagra la inspiración nacional. Y el juramento se cumplió por el jefe, y por el último de sus soldados, porque el bicolor peruano no fue arriado por la mano del vencido, sino despedazado por el plomo del vencedor”.
Esperemos que este sea un día de reflexión para reconocer a aquellos que hacen grande a nuestra patria, sobretodo en coyunturas complejas donde las amenazas a la patria tienen otra naturaleza y objetivos, distintos al interés nacional.
Autor: Mayor General FAP (R) Carlos Elías Rodríguez Pajares